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1. Introducción 
Los gerentes empresariales desempeñan una función 
fundamental, la de ejercer la dirección administrativa 
de una organización. Su labor consiste en garantizar 
una utilización adecuada de los recursos y asegurar la 
efectividad en el flujo de información (González et al., 
2020). Para lograrlo, se encargan de supervisar que 
todos los procesos y recursos contribuyan de manera 
cohesiva al logro de los objetivos de la empresa, al 
mismo  tiempo que  trabajan en la  reducción  de  los 
posibles riesgos que podrían afectar estos objetivos 
(Orellana  et  al.,  2019).  Esto  implica  una  gestión 
eficiente  en  la  atención  al  cliente  y  una  cuidadosa 
organización  de  la  información  y  los  recursos, 
creando así las condiciones propicias para alcanzar los 
objetivos  organizacionales  de  manera  efectiva 
(López, 2021). 
La influencia de la gestión administrativa también se 
manifiesta en los servicios proporcionados al cliente 
interno de la empresa, un grupo crucial en sectores 
como en hotelería. En este ámbito, el cliente interno 
asume  un  papel  fundamental,  especialmente  en 
hoteles. Esto se debe a que un hotel no comercializa 
un  producto  físico  específico,  sino  más  bien 
experiencias.  Estas  se  generan  a  través  de  la 
interacción de múltiples elementos, siendo la calidad 
del  servicio  el  factor  más  destacado  y,  al  mismo 
tiempo, desafiante de conseguir, que se construye en 
la relación de persona a persona, buscando la plena 
satisfacción del huésped durante su estancia. Por esta 
razón, es esencial mantener al personal del hotel con 
un alto nivel de satisfacción personal. Aquí es donde 
la  administración  desempeña  un  papel  de  gran 
relevancia. 
A nivel mundial, el sector turístico se presenta como 
una vía para superar la crisis económica generada en 
los últimos años debido a la paralización ocasionada 
por la pandemia. En este contexto, es preocupante 
observar  que  las  pequeñas  y  medianas  empresas 
(pymes)  en  Bogotá  a  menudo  se  encuentran  en 
manos de administradores que enfrentan dificultades 
para evaluar  nuevas  oportunidades  de  desarrollo  y 
expansión debido a la falta de experiencia (Pérez et 
al., 2018). Vivimos en una época caracterizada por la 
creación  de  entornos  altamente  competitivos  y  en 
constante  evolución.  En  consecuencia,  las 
organizaciones  deben  adoptar  sistemas  de  gestión 
que les permitan adaptarse ágilmente a los cambios 
en  el  comportamiento  del  consumidor.  Este 
consumidor actual se vuelve cada vez más exigente y 
demanda servicios altamente personalizados (Viera, 
2019). Por ende, resulta de suma importancia que la 
gestión  gerencial  se  centre  en  garantizar  la 
supervivencia,  impulsar el crecimiento, optimizar el 
clima  laboral  y  lograr  rendimientos  financieros,  en 
beneficio del progreso en la industria hotelera (Troya, 
2020). 
En un mundo cada vez más globalizado y con una gran 
accesibilidad  a  la  tecnología,  las  empresas  buscan 
implementar  sistemas  de  gestión  que  permitan  un 
mayor control de la información de sus clientes. Esto, 
a su vez, les permite desarrollar estrategias desde el 
acercamiento  inicial  hasta  la  fidelización  (Guillen  y 
Paredes, 2019). Sin embargo, es importante destacar 
que muchas empresas priorizan al cliente externo, lo 
que  puede  llevar  a  que  los  empleados  busquen 
oportunidades  laborales  que  ofrezcan  un  mejor 
desarrollo  profesional.  En  respuesta,  algunas 
empresas también están implementando estrategias 
enfocadas en el cliente interno (Gil y Ospina, 2018). 
En este contexto la Organización Mundial del Turismo 
(OMT,  2022),  define  esta  actividad  como  un 
fenómeno que abarca aspectos sociales, culturales y 
económicos y que implica que individuos se trasladen 
a naciones o áreas diferentes a su lugar de origen por 
razones  personales,  laborales  o  comerciales.  Por 
tanto, podemos afirmar que el turismo, sea cual sea 
la  modalidad,  siempre  va  a  generar,  directa  o 
indirectamente ingresos en la comunidad receptora, 
ya que las personas que se desplacen necesitarán de 
distintos  elementos  como,  establecimientos  donde 
pernoctar,  alimentarse,  o  divertirse,  entre  otros. 
Considerando esto, Moreno (2010) menciona que, el 
turismo  promueve  el  crecimiento  económico  de  la 
mano  de  la  inversión  local,  lo  que  se  refleja  en  el 
aumento  de  empleo  y  el  desarrollo  de  otras 
actividades. 
Desde finales de 2019, el mundo se ha visto afectado 
por la pandemia de COVID-19, impactando de manera 
contundente en diversos sectores, siendo el turismo 
uno  de  los  más  perjudicados.  Las  medidas  y 
restricciones implementadas en numerosos países en 
respuesta  a  este  virus  resultaron  en  una  drástica 
disminución  del flujo  de visitantes a  nivel global. A 
pesar  de  los  desafíos  vividos,  el  sector  turístico  ha 
presentado  signos  de  recuperación  en  términos